En estas últimas décadas, sin embargo, bajo muchas presiones externas, fueron cambiando su modo de trabajar la tierra y se vieron involucrados cada vez más a la ganadería y en cultivos comerciales como el café (Paré & H., 1997). Hacia mediados del siglo XX, la instrumentación de la reforma agraria, el desarrollo de las comunicaciones y el crecimiento de Coatzacoalcos y Minatitlán como ejes nacionales de la industrialización petrolera, modificaron profundamente los sistemas productivos y las formas de organización social, introduciendo nuevas actividades e imponiendo políticas orientadas a la productividad. Entre 1958 y 1991 se perdieron en la sierra de Santa Marta 65,780 hectáreas de bosques y selvas equivalentes al 63% de la superficie forestal existente en 1958 (Ramírez, 2011). No se tienen datos de la deforestación en años posteriores, pero, aunque ha disminuido, no se ha detenido.