La problemática

México es un país multicultural cuya diversidad biológica se encuentra distribuida en el territorio de manera heterogénea. De acuerdo a la CONABIO (March, 2018)1, requiere una amplia gama de acciones para lograr la conservación de la biodiversidad, adecuadas a los contextos locales y que respondan a objetivos claros y metas alcanzables, lo que se ha definido como estrategias de conservación.

Uno de los mayores retos de conservación en México y en el resto del mundo es lograr la aplicación de mejores prácticas y principios sustentables de desarrollo en las urbes y poblados, y en las zonas agrícolas, pecuarias, industriales y turísticas, mediante los cuales se sustenten y promuevan practicas de uso de recursos de bajo impacto.

Para    lograrlo,    es    fundamental    crear    condiciones    favorables    en    los    entornos    político,    social    y    productivo    que    influyan    sobre    las    áreas    protegidas    y    sobre    los    ecosistemas    que    las    interconectan.

La Sierra de Santa Martha, que forma parte de los Tuxtlas, macizo montañoso que interrumpe la continuidad de la llanura costera del golfo de México, está limitada por este al norte y noreste, la planicie de la laguna de Sontecomapan al noreste y la planicie de la laguna del Ostión al sureste. En los Tuxtlas se mantiene todavía, aunque discontinuas, unas 50 000 hectáreas de selvas y bosques tropicales, la mayor parte de ellos en la sierra de santa Martha. Por la amplitud de la gradiente altitudinal, esta última posee, en una superficie relativamente reducida una variada gama de condiciones ecológicas que favorecen la diversificación de la flora y fauna.

Además de su importancia en términos de biodiversidad, la región es estratégica como reguladora de balance hidrológica macrorregional.

Es muy importante su papel como zona de captación de agua para el lago de Catemaco y las lagunas de Sontecomapan y del Ostión, así como para el abasto de agua de importantes ciudades industriales del sureste de México como son Minatitlán, Coatzacoalcos, Acayucan y Jáltipan, además de unas 60 comunidades más pequeñas (Paré & H., 1997).

En estas últimas décadas, sin embargo, bajo muchas presiones externas, fueron cambiando su modo de trabajar la tierra y se vieron involucrados cada vez más a la ganadería y en cultivos comerciales como el café (Paré & H., 1997). Hacia mediados del siglo XX, la instrumentación de la reforma agraria, el desarrollo de las comunicaciones y el crecimiento de Coatzacoalcos y Minatitlán como ejes nacionales de la industrialización petrolera, modificaron profundamente los sistemas productivos y las formas de organización social, introduciendo nuevas actividades e imponiendo políticas orientadas a la productividad. Entre 1958 y 1991 se perdieron en la sierra de Santa Marta 65,780 hectáreas de bosques y selvas equivalentes al 63% de la superficie forestal existente en 1958 (Ramírez, 2011). No se tienen datos de la deforestación en años posteriores, pero, aunque ha disminuido, no se ha detenido.

Entre las consecuencias directas de este desastre, se ha registrado la disminución del volumen de agua en la estación de Minzapan de CONAGUA (río Huazuntlán) en un 60% del total entre 1965 y 1990.

 

Cuenca Del Río Huazuntlán

Los problemas de la región son muchos y se han acumulado con el tiempo. La ley de tierras ociosas; el programa nacional de desmontes y el programa nacional de ganaderización modificaron el paisaje en 25 años, lo que ha traído graves consecuencias reflejadas en la pérdida de biodiversidad, escasez de agua, perdida de productividad en la tierra y cambios en el clima. Para el caso especifico de la sierra de santa marta, las políticas de aprovechamiento del suelo vigente durante las décadas de los 60 a 80 ocasionaron un derribe de 51,770 hectáreas de bosques y selvas, y aunque desde esas fechas al presente la deforestación ha disminuido, no se ha detenido.

Algunas consecuencias de la deforestación han sido:

Perdida  de hábitat y extinción de especies animales y  vegetales; erosión de    suelos    fértiles, cambios en los procesos biogeológicos de recarga de mantos acuíferos y alteraciones de microclimas locales. La deforestación impacta de manera directa en la sociedad. Agudiza  la pobreza  al reducir ambientes de producción, lo que lleva a producir menos cantidad  y  diversidad de alimentos  de la que antes producía, mientras que paral la zona urbana se ve reducida  la disposición de agua y calidad.   

Esfuerzos sostenidos por DECOTUX para hacer frente a las problemáticas de la región.

Además de estos problemas, la falta de acciones para ayudar a la zona provocaría riesgos de desastres ya que debido a la deforestación se crea una desprotección natural frente a las lluvias y vientos de tormentas tropicales y huracanes, cuya fuerza es creciente. Los cambios en el clima local y la desprotección frente a los vientos del norte durante el otoño y el invierno han obligado a casi abandonar el cultivo de maíz de invierno o tapachole, lo que reduce el abasto de alimento a las familias sólo al de temporal, y eso para quienes tienen algún tipo de acceso a la tierra. Esto conduce a otros problemas como la migración experimentada por miles de personas y familias de la sierra que viajan anualmente a los campos de cultivo del norte del país para subsistir.

El trabajo que se busca realizar con DECOTUX en conjunto con el Subcomité de cuenca del rio Huazuntlán,

se    centra    en    las    actividades    de    restauración    y    conservación    ambiental.    En    donde    nos    ocupa    la    perdida    de    cubierta    vegetal    que    ha    jugado    un    papel  importante    en    la    afectación    del    equilibrio    ecológico    en    la    sierra    y    como    consecuencia    a    formado    una    correlación    en    la    reducción    de    volumen    de    agua    de    la    cuenca. Es    necesario    continuar    fortaleciendo    los    procesos    de    recarga    de    mantos    acuíferos    de    la    sierra    y    la    capacidad    de    resiliencia2    de    los    ecosistemas,    lo    cual    requiere    la    participación    de    pobladores    rurales    y    urbanos,    empresarios    y    los    tres    niveles    de    gobierno.    En    este    sentido,    nuestra    planeación    estratégica    2019-2023    se    centra    en    el    reconocimiento    de    la    riqueza    cultural    y    natural    regional,    pero    se    mantiene    abierto    tanto    a    los    avances    científicos    y    tecnológicos    de    la    época,    como    a    la    imperante    construcción    de    una    nueva    política    pública    que    impulse    el    máximo    beneficio    para    el    ecosistema.          

Referencias

1 March, I.J., M.A. Carvajal, R.M. Vidal, J.E. San Román, G. Ruiz et al. 2009. Planificación y desarrollo de estrategias para la conservación de la biodiversidad, en Capital natural de México, vol. II: Estado de conservación y tendencias de cambio. CONABIO, México, pp. 545-573.

 
2 Característica emergente de los ecosistemas para su restauración en caso de un disturbio.